OFRECEMOS LO QUE SOMOS Y NO LO QUE PRETENDEMOS O ANHELAMOS SER.
Por ello, una gran propuesta para consolidar el altruismo, es estar bien con uno mismo, con una misma o, como mínimo, trabajar en paralelo para conseguirlo.
Cuanto más satisfecha está una persona consigo misma, más efectividad brinda en cualquier actividad a la que decida ocuparse.
Nuestro ser y, sobre todo, nuestra evolución personal, determinan cómo nos relacionamos con las personas de nuestro entorno más cercano y también más lejano.
Mejorar nuestro grado de satisfacción personal es un camino extraordinario porque
quien está bien y es feliz, quiere que los demás también lo sean.
Cuando estamos en coherencia y armonía, el altruismo, y también la espiritualidad, surgen de forma espontánea.
Xavier Caparrós
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